Archivos mensuales: marzo 2014

¿Qué diferencia a un emprendedor de un empresario?

Siempre que oigo hablar de emprendedores, es decir, a todas horas, se me viene a la mente un chiste absolutamente incorrecto, pido perdón de antemano:

¿Cual es la diferencia entre una hechicera y una bruja?…….  Veinte años de matrimonio.

Pues lo mismo. España es el único país que distingue entre los dos vocablos y no me refiero a la lingüística, sino a la aceptación social tan diferente de ambos términos:

Asociamos emprendedor a la persona que persigue un sueño y que arriesgando el poco dinero que tiene, es capaz de conseguir que su familia y sus amigos crean en él y en su proyecto. Con su esfuerzo y el de un cercano equipo de colaboradores, pronto logrará el éxito, la fama y la gloria para siempre jamás. El emprendedor es un líder nato, es joven, es alto, es rubio, tiene ojos azules, se parece a George Clooney, no necesita experiencia porque tiene un MBA en una superescuela de negocios y entre cada tres palabras es capaz de colocar un palabro en inglés. Cualquier proyecto que quiera hacer, recibirá el respaldo y la simpatía popular, porque gracias a gente como él, nuestro país pronto jugará en la premier league de la economía global.

Por contra, un empresario es un individuo que sólo busca su enriquecimiento por encima de todo; es un tirano explotador y autoritario que debería desaparecer para siempre de la faz de la tierra. El empresario es bajito, viejo, calvo y con bigote, no tiene estudios y dice más palabrotas que preposiciones. Es despreciado por la sociedad y se merece que los bancos hayan dejado de concederle créditos, la administración pública no debería ayudarle, porque es corrupto, no paga impuestos y llevará a su empresa y al país a la ruina y al fracaso.

Precisamente, es este hecho del bajo reconocimiento social de los méritos de los empresarios, lo que ha llevado a los pacatos a enfatizar el sinónimo de emprendedor como un factor distintivo.

No sé si parar aquí o seguir analizando las causas de este eufemismo, su sola enunciación me irrita sobremanera: Mientras no seamos capaces de llamar a las cosas por su nombre y reconozcamos el mérito que tiene “la clase empresarial”, es decir, cualquier persona sin distinción de edad, sexo, raza o religión que es capaz de arriesgarlo todo para sacar adelante su proyecto empresarial, con la realidad por delante y especialmente, con muy poco apoyo y reconocimiento, malamente lograremos salir del hoyo en el que nos encontramos. De ganar dinero, ya ni hablamos.

Afortunadamente para mi argumentación, la realidad es terca y se empecina en demostrarnos cada día cómo es la verdad de las cosas: En los dos primeros minutos de rodaje de un emprendedor “al uso”, lo quiera o no, descubrirá que nada es como se lo habían contado, y que va a ser verdad que la teoría es muy distinta de la práctica. Mal vamos si no lo acepta.

Si además pretendemos subvencionar con dinero público esta falsa creación de falsos empresarios, estaremos generando cientos de miles de frustraciones y  mucha hambre para mañana.

La ingenuidad del discurso político que fomenta el mal llamado emprendimiento, pensando que podemos sacar del paro a cinco millones de desempleados transformándolos en emprendedores, autónomos o empresarios a título individual, simplemente con ayudarles a poner en práctica una buena idea, es propia de personas que ignoran la cantidad de requisitos necesarios para lograr que una EMPRESA salga adelante y la fragilidad de los comienzos.

Para emprender no basta con tener una idea genial que no se le ha ocurrido a nadie más: mentira, lo que ocurre es que a todos los que se les ocurrió anteriormente no estaban suficientemente preparados y no lograron sacar adelante el proyecto. Desde que el mundo es mundo y se inventó la iniciativa y la libertad, la primera ley de la competencia es que “siempre hay otro que hace lo mismo que tú, mejor y más barato”. Gracias a internet hoy podemos comprobar esto sin más que preguntarle al Dr. Google por nuestra idea genial: nos abrumará saber la cantidad de ideas similares que ya están compitiendo y lo poco o mucho que medran. Es bueno lanzar la pregunta en varios idiomas para terminar de comprobarlo.

Peor aún es ser el primero en lanzar esa idea: además de las dificultades propias del proyecto, habrá que enfrentarse a crear las necesidades y la aceptación de la oferta. Es el principal motivo de fracaso de la mayoría de los actuales proyectos emprendedores, que ni los necesita nadie, ni se les espera.

En una reciente encuesta realizada en los centros de enseñanza españoles sobre lo que querían ser los jóvenes “de mayores”, ganaron por aplastante mayoría los que querían ser “famosos”. Este culto al ego está reñido con el esfuerzo necesario para sacar adelante cualquier proyecto, especialmente si es participativo: la suma de fuerzas de un grupo bien unido es superior a la de sus individuos y el trabajo duro no suele hacerse a la vista del publico. La única fama que le interesa a una empresa es la que perciban sus clientes, por lo general nadie sabe el nombre del Presidente o del Director General de una empresa de éxito, la fama en este caso, estorba.

Soy de los que opinan que el verdadero líder de una iniciativa de emprendimiento no es su CEO, es su cuenta de explotación real, actual y verdadera. Siento decirlo, pero no todo el mundo puede ganar en un entorno competitivo. Si hay campeones (pocos), es porque hay muchos perdedores; lo contrario no es posible. Por definición, el modelo empresarial tiene que tener bien definidos sus objetivos, misiones y visiones: La ambición y las ganas de crecer son imprescindibles, la capacitación y el conocimiento son claves, el respeto a las personas y  a las buenas prácticas son necesarias. Para colmo de mi ingenuidad, pienso que la bondad y la abnegación no están reñidas con la disciplina necesaria para dirigir una empresa: éso es lo que yo creo que es un empresario, un emprendedor o como demonios lo quieran llamar mañana.

Por último, y no por ello menos importante, si una buena formación es básica, la experiencia y la veteranía son fundamentales: sólo conozco una manera de acertar y es practicando, a veces incluso haciéndolo bien. El que diga lo contrario o es tonto o miente. O quizás todavía no ha llegado a ser un empresario…No existen jóvenes emprendedores expertos con 25 años de edad.

Mientras la sociedad española tenga que recurrir a eufemismos para aceptar que detrás de un proyecto de emprendimiento hay un empresario, seguirán creándose menos empresas de las necesarias para absorber nuestros cinco millones de desempleados.

En el inimaginable supuesto de que un parado de larga duración sin subsidio tuviera dos ofertas de empleo de iguales condiciones económicas entre las que decidir: una start-up recién creada o una empresa consolidada: ¿sería más importante la edad del dueño o la antigüedad de la empresa?.

Seriedad por favor, dejémonos de demagogias baratas y de sandeces: emprendedor empresario son y serán lo mismo, hoy y dentro de veinte años.

¿Para qué me sirve el DNI electrónico?

A día de hoy (Marzo 2014): Para casi nada.

Me cuesta vencer mi natural optimismo al responder así, pero es la pura verdad. Tras casi diez años de implantación del DNI electrónico y a pesar de los mensajes propagandistas de la Administración Pública, que cifra en más del 50% de la población española los que disponen de e-DNI, la realidad es que apenas el 1% de los ciudadanos usa los certificados de firma incorporados al DNI.

Con una tasa tan baja de uso, se desarrollan muy pocas aplicaciones informáticas que lo acepten y  lo que es peor: es que su uso es muy poco práctico, pues además de tener un DNI con chip y con el certificado de firma “activado”, hay que recordar  el PIN y obviamente, tener el correspondiente lector bien instalado en el ordenador. Durante un proceso normal de autenticación  y firma, se puede llegar a  responder a seis pantallas de solicitud de identificación e introducir cuatro veces el PIN. Demasiado control para un dispositivo que ya es seguro de por sí.

Es como si el procedimiento de autenticación se hubiera inspirado en la “máquina de impedir” que se practica en los aeropuertos: Siempre que viajo en avión me pregunto sobre la necesidad real de mostrar el pasaporte tres veces como mínimo: al facturar, al pasar el control y en la puerta de embarque.  El proceso se agilizaría si cada mostrador se ocupara de sus trámites y en el último paso se comprobara la identidad. Es lo que pasa con los e-DNI’s, añadido a las particularidades de nuestra Administración y las ganas que tienen todos los organismos en apuntarse tantos.

Empecemos por los dispositivos lectores de DNI,  cuya venta no ha sido suficientemente promocionada ni controlada, de manera que los hay de todos los tipos y precios, sin ninguna garantía de que sirva para el DNI español. La instalación del lector no siempre es fácil y puede no ser compatible con el equipo y el sistema operativo. Un poco más de esfuerzo por la Administración en simplificar el proceso y en facilitar dispositivos de lectura, habría hecho tanto bien al uso del e-DNI como la Ñ en el teclado hizo para que nuestra más popular interjección no se confunda con una figura geométrica.

Sigamos con la fiesta de la confusión. La responsabilidad del uso del DNI electrónico está repartida entre varios organismos, lo que asegura que ninguno de ellos se sienta culpable por el poco uso:

  • La Autoridad de Certificación es el Ministerio del Interior – Dirección General de la Policía
  • Los prestadores de Servicios de Validación son dos:
    • La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre – Real Casa de la Moneda, que presta sus servicios de validación con carácter universal a ciudadanos, empresas y Administraciones Públicas.
    • El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que presta los servicios de validación al conjunto de las Administraciones Públicas.
  • La entidad pública empresarial Red.es es la encargada de fomentar su uso y aplicar las políticas de difusión y promoción.

La Policía se encarga de emitirlo y tiene como máxima preocupación  la identificación policial del ciudadano y el suministro del carnet físico. No siempre el certificado de firma electrónica  que forma parte del e-DNI ha sido activado por la Policía al emitir el plástico lo que obligará a solicitarlo a la FNMT (teóricamente se puede solicitar con el e-DNI desde Internet ¿?), o bien este certificado ha caducado y es necesario renovarlo, también en la FNMT.

Precisamente aquí radica una de las principales razones por las que se usa tan poco este medio de identificación segura: la cantidad de opciones y posibilidades de que el certificado de firma incluido en el DNI no exista, haya caducado o no sea seguro¿? combinado con los medios hardware y software del equipo desde el que se está intentando acceder para actualizarlo o cargarlo por vía telemática, se convierten en una pesadilla de tal calibre que al final, cualquier intento de comprobar si el e-DNI está bien configurado, fuerza a pasar por una comisaría de policía equipada con lectores de DNI. Como todo el mundo sabe, las comisarías de Policía en España se distinguen porque son tan ágiles y tan amables, que están llenas de gente a cualquier hora del día, por el mero placer de estar allí. Vamos, que tiras el DNI “Virtual” a la papelera junto con las ganas de usarlo y te quedas con el plástico y punto.

Junto con el DNI, la Policía entrega el PIN, una combinación de ocho símbolos imposibles de recordar escritos en un papel. Este PIN puede modificarse, pero el procedimiento de hacerlo no es sencillo ni inmediato, en la mayoría de los casos es necesario hacerlo en otro lugar distinto del de emisión, una comisaría de policía que disponga de los medios necesarios, lo cual desanima al orgulloso tenedor del flamante DNI electrónico que, casi con toda seguridad, perderá el papel con el PIN, entre otras razones, porque habrá seguido las instrucciones de destruir el papel y no todos tenemos memoria de elefante ni guardamos claves cuyo uso se antoja lejano.

Hablando de usarlo, pocos organismos oficiales aceptan la identificación de firma electrónica del DNI y, los que lo aceptan, no siempre lo permiten para todos sus trámites.

Según la información oficial, solamente 9 Ministerios,  12 comunidades autónomas, 38 corporaciones locales y 36 bancos y empresas permiten este medio de identificación. Pobre panorama para 30 millones de potenciales usuarios del DNI electrónico.

Supongamos que tenemos activo el certificado, que recordamos nuestro PIN,  que tenemos un lector correctamente instalado, que estamos dispuestos a teclear N veces nuestro PIN e incluso, que en el paroxismo de nuestro afán por usarlo, hayamos encontrado alguna entidad que lo acepte: Todavía nos quedará resolver el último escollo: que nuestro navegador no tenga problemas con las aplicaciones de firma.

No quiero terminar este artículo sin aportar algo de optimismo:

El DNI electrónico es el medio de identificación más seguro que cumple las directivas europeas, es más sencillo de obtener que los certificados CERES de la FNMT y todos deberíamos usarlo y exigir su uso generalizado

Recomiendo a los desarrolladores de aplicaciones web que necesitan identificar a sus usuarios, contribuyan al uso de este medio de identificación, incorporando en sus programas la identificación mediante el e-DNI, utilizando para ello las pasarelas y las API’s disponibles que existen en el mercado, la mayoría de ellas gratuitas y muy seguras.

También me permito recomendar a los organismos implicados que simplifiquen el procedimiento de firma reduciendo el número de veces que se solicita el PIN, la seguridad no se resentirá por ello, aumentará la amabilidad de la aplicación y, consecuentemente, el uso del DNI electrónico.

Estas son las verdaderas acciones de fomento y promoción, todo lo demás son ganas de gastar el dinero público en mandangas.

Más información:

dnielectronico.es

red.es

usatudni.es