A día de hoy (Marzo 2014): Para casi nada.
Me cuesta vencer mi natural optimismo al responder así, pero es la pura verdad. Tras casi diez años de implantación del DNI electrónico y a pesar de los mensajes propagandistas de la Administración Pública, que cifra en más del 50% de la población española los que disponen de e-DNI, la realidad es que apenas el 1% de los ciudadanos usa los certificados de firma incorporados al DNI.
Con una tasa tan baja de uso, se desarrollan muy pocas aplicaciones informáticas que lo acepten y lo que es peor: es que su uso es muy poco práctico, pues además de tener un DNI con chip y con el certificado de firma “activado”, hay que recordar el PIN y obviamente, tener el correspondiente lector bien instalado en el ordenador. Durante un proceso normal de autenticación y firma, se puede llegar a responder a seis pantallas de solicitud de identificación e introducir cuatro veces el PIN. Demasiado control para un dispositivo que ya es seguro de por sí.
Es como si el procedimiento de autenticación se hubiera inspirado en la “máquina de impedir” que se practica en los aeropuertos: Siempre que viajo en avión me pregunto sobre la necesidad real de mostrar el pasaporte tres veces como mínimo: al facturar, al pasar el control y en la puerta de embarque. El proceso se agilizaría si cada mostrador se ocupara de sus trámites y en el último paso se comprobara la identidad. Es lo que pasa con los e-DNI’s, añadido a las particularidades de nuestra Administración y las ganas que tienen todos los organismos en apuntarse tantos.
Empecemos por los dispositivos lectores de DNI, cuya venta no ha sido suficientemente promocionada ni controlada, de manera que los hay de todos los tipos y precios, sin ninguna garantía de que sirva para el DNI español. La instalación del lector no siempre es fácil y puede no ser compatible con el equipo y el sistema operativo. Un poco más de esfuerzo por la Administración en simplificar el proceso y en facilitar dispositivos de lectura, habría hecho tanto bien al uso del e-DNI como la Ñ en el teclado hizo para que nuestra más popular interjección no se confunda con una figura geométrica.
Sigamos con la fiesta de la confusión. La responsabilidad del uso del DNI electrónico está repartida entre varios organismos, lo que asegura que ninguno de ellos se sienta culpable por el poco uso:
- La Autoridad de Certificación es el Ministerio del Interior – Dirección General de la Policía
- Los prestadores de Servicios de Validación son dos:
- La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre – Real Casa de la Moneda, que presta sus servicios de validación con carácter universal a ciudadanos, empresas y Administraciones Públicas.
- El Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que presta los servicios de validación al conjunto de las Administraciones Públicas.
- La entidad pública empresarial Red.es es la encargada de fomentar su uso y aplicar las políticas de difusión y promoción.
La Policía se encarga de emitirlo y tiene como máxima preocupación la identificación policial del ciudadano y el suministro del carnet físico. No siempre el certificado de firma electrónica que forma parte del e-DNI ha sido activado por la Policía al emitir el plástico lo que obligará a solicitarlo a la FNMT (teóricamente se puede solicitar con el e-DNI desde Internet ¿?), o bien este certificado ha caducado y es necesario renovarlo, también en la FNMT.
Precisamente aquí radica una de las principales razones por las que se usa tan poco este medio de identificación segura: la cantidad de opciones y posibilidades de que el certificado de firma incluido en el DNI no exista, haya caducado o no sea seguro¿? combinado con los medios hardware y software del equipo desde el que se está intentando acceder para actualizarlo o cargarlo por vía telemática, se convierten en una pesadilla de tal calibre que al final, cualquier intento de comprobar si el e-DNI está bien configurado, fuerza a pasar por una comisaría de policía equipada con lectores de DNI. Como todo el mundo sabe, las comisarías de Policía en España se distinguen porque son tan ágiles y tan amables, que están llenas de gente a cualquier hora del día, por el mero placer de estar allí. Vamos, que tiras el DNI “Virtual” a la papelera junto con las ganas de usarlo y te quedas con el plástico y punto.
Junto con el DNI, la Policía entrega el PIN, una combinación de ocho símbolos imposibles de recordar escritos en un papel. Este PIN puede modificarse, pero el procedimiento de hacerlo no es sencillo ni inmediato, en la mayoría de los casos es necesario hacerlo en otro lugar distinto del de emisión, una comisaría de policía que disponga de los medios necesarios, lo cual desanima al orgulloso tenedor del flamante DNI electrónico que, casi con toda seguridad, perderá el papel con el PIN, entre otras razones, porque habrá seguido las instrucciones de destruir el papel y no todos tenemos memoria de elefante ni guardamos claves cuyo uso se antoja lejano.
Hablando de usarlo, pocos organismos oficiales aceptan la identificación de firma electrónica del DNI y, los que lo aceptan, no siempre lo permiten para todos sus trámites.
Según la información oficial, solamente 9 Ministerios, 12 comunidades autónomas, 38 corporaciones locales y 36 bancos y empresas permiten este medio de identificación. Pobre panorama para 30 millones de potenciales usuarios del DNI electrónico.
Supongamos que tenemos activo el certificado, que recordamos nuestro PIN, que tenemos un lector correctamente instalado, que estamos dispuestos a teclear N veces nuestro PIN e incluso, que en el paroxismo de nuestro afán por usarlo, hayamos encontrado alguna entidad que lo acepte: Todavía nos quedará resolver el último escollo: que nuestro navegador no tenga problemas con las aplicaciones de firma.
No quiero terminar este artículo sin aportar algo de optimismo:
El DNI electrónico es el medio de identificación más seguro que cumple las directivas europeas, es más sencillo de obtener que los certificados CERES de la FNMT y todos deberíamos usarlo y exigir su uso generalizado
Recomiendo a los desarrolladores de aplicaciones web que necesitan identificar a sus usuarios, contribuyan al uso de este medio de identificación, incorporando en sus programas la identificación mediante el e-DNI, utilizando para ello las pasarelas y las API’s disponibles que existen en el mercado, la mayoría de ellas gratuitas y muy seguras.
También me permito recomendar a los organismos implicados que simplifiquen el procedimiento de firma reduciendo el número de veces que se solicita el PIN, la seguridad no se resentirá por ello, aumentará la amabilidad de la aplicación y, consecuentemente, el uso del DNI electrónico.
Estas son las verdaderas acciones de fomento y promoción, todo lo demás son ganas de gastar el dinero público en mandangas.
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