Los servicios “interactivos” del Colegio de Registradores

Últimamente estoy teniendo que visitar mucho la web de los Registradores y no puedo resistirme a escribir algo sobre ella, en mi línea critica, constructivo-militar, por supuesto.

Me aboné a esta página web tan pronto como se ofreció esta posibilidad, creo que por el año 2006, a pesar de ello cada vez que la visito no dejo de sorprenderme y  de perderme, o mejor dicho, desorientarme.

En primer lugar, he de decir que me estoy refiriendo a la página registradores.org que no es la misma que la del Registro Mercantil Central, rmc.es, que también tiene su aquel que contaré en otro momento.

Sin duda, esta página registradores.org ha sido diseñada por un maravilloso programador informático, muy inteligente y probablemente con un gran dominio de la técnica. ¿qué cómo lo sé? fácil, es el típico ejemplo del bosque que no se puede ver por exceso de árboles.

Tengo un gran respeto por todas las profesiones y especialmente por los “oficios”. Sin pretender ofender a nadie, nada ilustra mejor lo que trato de decir que el visitar una casa construida por el mismo albañil que la ha diseñado: seguramente el yeso y los solados serán perfectos, muy probablemente la funcionalidad no lo sea.

En música se sabe de siempre que intérpretes y autores se parecen pero no son lo mismo. Es como pensar que un buen traductor es un buen literato, o que un albañil puede ser un arquitecto. Debería estar prohibido que los programadores diseñaran, páginas web o cualquier otra cosa. No entiendo por qué todo el mundo piensa que un buen programador tiene que ser un buen informático, cuando la realidad es que el pensamiento estructurado necesario para programar está reñido con el pensamiento creativo necesario para diseñar sistemas informáticos.

Y por qué digo esto?, pues muy fácil, la web de los Registradores hace gala de unos menús contextuales de una programación bastante compleja, que lejos de ayudar al usuario, no hacen sino confundirle permanentemente. Esto sólo se le puede ocurrir a alguien que sepa programar y que sea tan desalmado como para ignorar el sufrimiento de los usuarios, o peor aun, sea tan ingenuo que se crea que va a ser reconocido por su capacidad de crear código complejo y no sea consciente de que la principal misión de un servicio interactivo no es otra que la de prestar el servicio con eficacia y comodidad.

A un usuario le importa un pimiento el diseño y menos lo que es un menú contextual, pero su vida será mucho más triste e infeliz cada vez que intente comprender el funcionamiento de la página del Registro. Nunca lo conseguirá: puede pasar dos veces por el mismo sitio y las opciones que antes había, habrán desaparecido, si retrocede, saldrán otras nuevas opciones distintas a las anteriores y si vuelve al menú inicial todo habrá cambiado para mayor despiste general.

Es decir, en esta página se ha dado prioridad a la solución tecnológica, intentando adivinar las intenciones del usuario y proponerle diferentes opciones dependiendo de sus supuestas necesidades y de cómo se ha movido por los menús anteriores. Como idea está bien, pero un usuario profano, o sea la mayoría,   no va directo al grano sino que se mueve de una opción a otra sin entrar en ninguna hasta haber averiguado las funcionalidades disponibles que le muestran los menús. Si el sistema le está cambiando permanentemente las opciones no hace sino despistarle y si además la presentación es aparentemente la misma, se vuelve loco y queda perdido y confuso, porque ahora no sabe cómo llegar al punto por el que pasó hace un minuto.

Yo resuelvo esto llamando al teléfono de asistencia y pidiendo ayuda: siempre me responden muy amablemente y rápidamente el teleoperador me devuelve al buen camino, con la paciencia del que lo hace constantemente y con la sensación de que me he precipitado en llamar porque todo parece ahora más fácil.

Supongo que el día que acabe de orientarme por la página podré confirmar que los servicios “interactivos” del Registro son operativos y buenos, de momento no acabo de creérmelo, incluso tengo mis recelos.

Os dejo, que tengo que seguir en el laberinto intentando presentar telemáticamente unos libros para legalizar…

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